20/06/2020
El titular de Enargas reveló la idea de alimentar los camiones de carga con gas natural más comprimido y se entusiasma con esa nueva tecnología.
Los funcionarios del gobierno nacional dieron, en lo que va de la cuarentena, señales claras de sus preferencias respecto de las energías alternativas a las que hoy dominan el mercado del transporte.
Primero se puso el norte en la importación masiva de ómnibus urbanos eléctricos
(en un país en el que más del 60% de su matriz de generación es por la quema de gas natural) y ahora se revela el entusiasmo de un funcionario cada vez más influyente en el sector del gas para que un nuevo GNC, más comprimido, se use en los camiones de carga.
Las dos ideas, para colectivos y camiones, son duros competidores para el proyecto santafesino del desarrollo del biodiésel al 100%, es decir, alimentar los motores diésel existentes sin quemar una gota de petróleo: sólo con energías verdes.
El plan de Santa Fe tiene un problema serio, su actual orfandad; pero una ventaja por sobre las otras dos alternativas: ya ha demostrado su funcionamiento en la flota de de colectivos de la ciudad de Rosario con el uso del B100, un combustible bio puro.
Mientras, las autoridades nacionales justicialistas continúan con el incumplimiento iniciado por el macrismo de las cuotas de corte de la nafta (que por ley debe llevar 12% de etanol) del diésel (que también debe llevar ese corte de biodiésel).
A fines de enero la Casa Rosada escuchó los planteos de la Liga de las Bioenergéticas, por última vez. Y nada ha cambiado. Con una diferencia: Córdoba y Tucumán pujan con insistencia para que se cumpla el cupo del alcohol que producen para las naftas a partir del maíz y la caña de azúcar.