20/03/2022

El precio del gas en Europa se dispara un 40%. Se trata del valor más alto desde diciembre, cuando llegó a máximos históricos y es siete veces más de lo que costaba hace un año.

El precio de los futuros de gas de marzo, el combustible que hace a Europa depender de Rusia, saltó un 40% hasta alcanzar casi los 125 euros por megavatio/hora. Se trata del precio más alto desde diciembre, cuando llegó a máximos históricos y es siete veces más de lo que costaba hace un año.
Los precios del gas en el mercado europeo se dispararon en los últimos meses, marcando máximos históricos. Si a inicios de mayo se situaban en 300 dólares por mil metros cúbicos (o 24,48 euros por megavatio hora) en el TTF holandés, el mercado de referencia en el continente, a finales de agosto era de más de US$ 600. En septiembre los precios se dispararon y superaron en diciembre la barrera de los US$2100, para luego empezar a bajar. Desde 1996 no hubo en Europa precios tan persistentemente altos de gas.
Los expertos atribuyeron estos incrementos en el valor del gas, a la baja cantidad de reservas gasísticas en los depósitos subterráneos europeos, al limitado suministro de los principales proveedores y a la alta demanda del gas natural licuado en Asia. Varios políticos europeos acusaron a la compañía rusa Gazprom de recortar sus suministros y forzarlos a autorizar el gasoducto Nord Stream 2.
La crisis pone en mayor riesgo el suministro de combustible en Europa. El continente depende de Rusia para más de un tercio de sus suministros de gas, y alrededor de un tercio de esos flujos se envían a través de Ucrania. Los bajos inventarios del combustible el año pasado enviaron los precios a niveles récord, y los volúmenes de Rusia se redujeron desde la segunda mitad de 2021.
“En el caso de riesgo extremo, que definiríamos como uno que tiene un impacto negativo duradero y material en el crecimiento global, el conflicto podría escalar a un nivel que empuje a las naciones occidentales a aceptar una interrupción del flujo de energía de Rusia”, dijeron analistas de UBS Group AG al mismo tiempo que advirtieron por el impacto que tendrá en las tarifas.
Rusia es el mayor proveedor de petróleo y gas de Europa, por lo que un corte en el suministro como consecuencia de acciones militares en Ucrania podría tener efectos más que graves para el Viejo Continente, con repercusiones en el resto del mundo. Su impacto en los precios se traslada a sus derivados, pero también a las materias primas alimenticias que utilizan combustible como insumo.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE) le entregó a la Unión Europea un plan de 10 puntos para reducir su dependencia de Rusia en su abastecimiento energético en cerca de un tercio al cabo de sólo un año. En 2021, la Unión Europea importó 155.000 millones de metros cúbicos de gas natural de Rusia. Fue el 45% de las importaciones de gas de la Unión Europea y cerca del 40% de su consumo total del fluido. El plan de la AIE ofrece iniciativas, que abren oportunidades -y desafíos- no sólo para el Viejo Mundo. Así como abrirá horizontes para países productores de energía -hidrocarburos o fuentes verdes- que podrían abastecer a ese mercado, la mayor demanda de otros proveedores, con una menor oferta global presionará incluso más al alza los precios, algo que impactará de lleno en la ecuación financiera de aquellos que también dependen de la importación. Por ejemplo, la Argentina, ya que el GNL es el caso testigo. De hecho, el plan de la Agencia plantea que una “colaboración internacional reforzada” con gasoductos alternativos y exportadores de GNL será “crítica” para su implementación.
El primer punto que recomienda la AIE es que Europa no firme contratos de gas con Rusia. Los convenios con Gazprom que cubren más de 15.000 millones de m3 por año expirarán a fines de 2022. Esto le da a la UE una ventana clara de oportunidad para diversificar significativamente su provisión de gas y buscar otras fuentes, apalancando las opciones para importaciones que lleguen a través de su extensa infraestructura de GNL y oleoductos.
La AIE aconseja reemplazar el abastecimiento ruso con gas de fuentes alternativas. La producción dentro de la Unión Europea y las importaciones de oleoductos fuera de Rusia (incluso, de Azerbaiyán y Noruega) podría aumentar el próximo año, desde los 10.000 millones de m3 de 2021. La Unión Europea tiene un mayor potencial a corto plazo para aumentar sus importaciones de GNL, considerando su amplio acceso a capacidad de regasificación adicional. Las variables cruciales para esto son la disponibilidad de cargamentos adicionales. Especialmente, aquellos con cierto margen de maniobra contractual sobre el destino y competencia por este suministro con otros importadores, sobre todo, de Asia.
En teoría, la Unión Europea podría elevar sus ingresos de GNL a corto plazo en unos 60.000 millones de m3, contra los niveles promedio de 2021. Por la puja global, significaría mercados excepcionalmente ajustados y con precios muy altos. Teniendo en cuenta los precios futuros actuales y el equilibrio entre oferta y demanda, la AIE propone un aumento de 20.000 millones de m3 en las importaciones de GNL de la UE este año.
Esto representa un claro riesgo para la Argentina: elevaría el costo de su factura de importación de GNL, que fue de más de US$ 1000 millones en 2021 y, según cálculos del sector, crece en US$ 1626 millones adicionales con cada suba de US$ 10 en su precio. Con el millón de BTU a US$100, significaría un desembolso de US$16.260 millones. En 2021, la Argentina importó 56 buques. Para este invierno, se planifican 69.